El tratamiento de Termo-tratado de la madera data de muchos siglos atrás, se inventó cuando los hombres empezaron a quemar los arboles, descubriendo que la madera se volvía resistente a bacterias.
Actualmente es un proceso tecnológicamente avanzado que utiliza únicamente calor y vapor de agua. Es un proceso en el que no se utilizan compuestos químicos que produzcan efectos nocivos en el medio ambiente. Esta ausencia de compuestos químicos preserva la belleza natural de la madera. El tratamiento térmico confiere a la madera una coloración de tono más oscuro.
La madera es sometida a un calentamiento gradual hasta temperaturas entre 160ºC (tratamiento Soft//Suave) y 230ºC (tratamiento Intense//Intenso) haciéndola más resistente y dimensionalmente más estable.
Con el tratamiento S mejoramos la estabilidad de la madera, es un tratamiento indicado para aplicaciones en interior, como pavimentos, revestimientos y otras aplicaciones decorativas.
Con el tratamiento I el producto adquiere una elevada estabilidad dimensional y durabilidad, aumentando considerablemente la vida útil de la madera. Este tratamiento le confiere tales características que permite su utilización para exterior.
¿Por qué, siendo que aporta tantas cualidades frente a la madera natural sin tratar, no realizamos este tratamiento en todas las maderas de exterior? La respuesta es muy sencilla, a lo largo de este artículo hemos comentado sus virtudes, pero este tratamiento confiere a la madera un único inconveniente «Reduce su resistencia a flexión» es decir, podemos utilizarla para tarimas, revestimientos de fachada, etc pero no podemos utilizarla en vigas estructurales ya que las secciones equivalentes frente a la madera laminada harían que tuviesemos que hacer unas vigas de mucha mayor sección, lo que resultaría carísimo y antiestético.
Como yo siempre os recuerdo «Hay una madera para cada cosa y no hay que matar moscas a cañonazos. Siempre existe la mejor solución calidad-precio.»